
En marzo del año 2015, 146 personas se sumaron a la Declaración presentada en Bruselas a favor de “a liberación del etarra Arnaldo Otegi “y el final de la política de alejamiento, como paso previo a la excarcelación temprana de los presos vascos”.

Entre los firmantes, además de Alberto Garzón, Beatriz Talegón, Facu Diaz, Gaspar Llamazares, Willy Toledo y decenas de militantes de IU, Izquierda Castellana, Anticapitalistas, Podemos, Ahora Madrid destaca ahora otro nombre: Ángel Hernández Pardo, presentado como “expreso político antifranquista”.

Ángel Hernández es el hombre que “ayudó a morir” a su mujer, María José Carrasco, diagnosticada desde hace 36 años de esclerosis múltiple y cuyo estado de salud no revestía peligro ni cambios según han confirmado fuentes de la consejería de Salud de la Comunidad de Madrid.
El que fuera activista de ultraizquierda confesó que llamó a los medios de comunicación para que grabaran la llamada a emergencias comunicando el suicidio de su mujer, algo que hizo -ha justificado- “para reabrir el debate sobre la eutanasia” y darle ventaja electoral al PSOE. Respecto al momento de tomar la decisión -en plena campaña electoral- ha detallado que “ella ya estaba sufriendo mucho” y que se “lo estaba pidiendo constantemente” a pesar de que llevaba 36 años padeciendo la enfermedad. Esta situación, dice, le llevó a grabar los vídeos “para que quede constancia” y así se difundiera por todos los medios en las vísperas de las elecciones con el fin de forzar el debate (favorable al PSOE).
La asociación Derecho a Morir Dignamente no tardó en sacar partido del caso y convocó una manifestación en apoyo a Ángel y del PSOE. El objetivo de la concentración no era otro que presionar a los políticos para regular la mal llamada ‘muerte digna’, y atacar a la derecha trifálica que se opone a ello.
Las encuestas, a favor a pesar de todo
Se confirma todo lo que habíamos adelantado anteriormente, el suicidio planificado de carrasco fue un montaje de cara a las elecciones por parte de la ultraizquierda que siente miedo al avance de la derecha.
Mientras, el montaje del suicidio sirve para que el PP se quede como el único garante de la defensa de la vida humana, al oponerse a la eutanasia. Pero además las encuestas han sido muy negativas para ellos. Ya en una encuesta del CIS (de cuya fiabilidad y neutralidad es de sobra conocida) de 2009 se reflejaban estos datos. Un 73,6% a favor de la regulación, de los cuales un 58,4% lo apoyaba "con toda seguridad" y el 15,2% no estaba "totalmente seguro". Sólo el 10,3% decía rechazar una regulación legislativa "con toda seguridad", mientras que el 5% desconocía el significado de eutanasia y el 6,9% optaba por no contestar.
La encuesta del CIS ofrecía además los resultados en base a la variable "recuerdo de voto", lo que permitía entrever qué porcentaje de votantes de las diferentes opciones políticas estaba a favor de regular la eutanasia. De esta manera, el 82,7% de los ciudadanos que decían haber votado al PSOE se mostraban a favor de hacerlo, cifra que ascendía al 84,6% en el caso de CiU y al 88,7% respecto a los votantes de IU.
Los votantes del PP, pese a la clara oposición de su partido, también se inclinaron de forma mayoritaria por caminar hacia la regulación: un 62,8% así lo confirmó, de los cuales un 50,5% lo dijo "con toda seguridad" y un 12,3% sin estar "totalmente seguro". Existe, por tanto, una fisura evidente entre las líneas que defiende el partido de Pablo Casado y la opinión de quienes le apoyan electoralmente, como ya habíamos informado anteriormente.
Los datos son similares a los vertidos por Ipsos en 2018, casi una década después. De acuerdo a los resultados del barómetro [consultar en este enlace], el 85% de la población se declara a favor de regular la eutanasia, de los que el 49% dice estar totalmente convencido. En su análisis, y tras cruzar las respuestas con la intención de voto, la organización concluye que "los votantes de partidos de izquierdas son los más dispuestos a que se debata y legisle sobre la eutanasia". Concretamente el 92% de los socialistas y el 93% de Podemos. En cuanto a Ciudadanos, el 89% de su electorado apoya una regulación.
Y de nuevo mucho más de la mitad de los votantes conservadores se encuentra en el mismo punto: el 74% cree que la eutanasia debe ser regulada. De ellos, el 35% está totalmente convencido. Aunque, en comparación con otros votantes, los electores conservadores son quienes menos se inclinan por la regulación e incluso en parte ha bajado el apoyo de los más seguros, las cifras siguen constatando que existe una corriente social mayoritaria a favor de hacerlo, incluso aunque su partido se oponga.
El caso de Ángel Hernández ha desencadenado una oleada de reacciones políticas pero también un tsunami de utilitarismo social. El viernes se celebraron en Madrid y Barcelona dos concentraciones para expresar el apoyo masivo de la sociedad. Fuentes de la organización Derecho a Morir Dignamente (DMD) insisten en pedir "honestidad a los partidos".
Entre sus demandas, una está especialmente dirigida a Pedro Sánchez. Si los socialistas entran de nuevo en Moncloa, la ley que impulsen debe ser una norma "acorde a 2020, que sería cuando se aprobaría, en el mejor de los casos". Actualmente existe una "experiencia de más de 80.000 casos y ni uno sólo es de homicidio", de manera que "no tiene sentido un control previo", pues supondría "burocratizar en exceso el proceso y una posible herramienta de boicot por parte de algunas comunidades".
En todo caso, la organización recuerda –y con ello lanza un mensaje a todos los partidos– que la simple puesta en valor de "la libertad de las personas" va necesariamente ligada al apoyo de la eutanasia.
VOX, en contra, al menos según Abascal
El presidente de Vox, Santiago Abascal, cree que regular la eutanasia pueda abrir la puerta a situaciones "peligrosas" en las que los ancianos queden "al albur de sus familias" en determinadas situaciones, llegando a casos similares a los de países en el norte de Europa, donde "casi salen corriendo de los hospitales porque tienen miedo de que acaben con ellos a partir de cierta edad".
Abascal ha dejado claro este lunes en una entrevista en Antena 3, que Vox no está a favor de "acabar con la vida de ningún ser humano" y ha aprovechado para mostrar su solidaridad con aquellos enfermos terminales que "quieren salir adelante" pero están recibiendo mensajes "de desesperanza y muerte".
El líder de Vox cree que el Estado debe proteger "al más débil", como los ancianos o los niños que aún están en el vientre materno, y legislaciones como la de la eutanasia "son muy peligrosas" porque pueden dar lugar a situaciones finales "no queridas por el enfermo". "Hemos visto en otros países del norte de Europa que los ancianos casi salen corriendo de los hospitales porque tienen miedo de que acaben con ellos a partir de cierta edad", ha puesto como ejemplo.
Hemos de corregir al señor Abascal que en parte está equivocado: Se refiere a la sedación final. Y eso ya está pasando actualmente. Un familiar ya puede decidir por el paciente, claro está, si miente cosa es fácil. Con la regulación será aún más fácil, por supuesto, deshacerse de la carga y del dolor de tener que cuidar a un familiar enfermo. Pero mucho nos tememos que VOX está en la situación del PP, va a tener en contra también a su propio electorado. La masonería ha ganado la batalla una vez más por la falsa humanidad animal de que a un animal se le mata, y deja de sufrir. Las personas no somos igual que los animales, pero el 85% lo cree así y estamos en democracia.
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